Mi postura frente a las elecciones #México2024
@Jeronimosalinas, CDMX, 01/05/2024
Mañana será el día de las elecciones más importante en la historia de
México. Somos casi 99 millones de posibles electores, entre los cuales, estimo,
solo 63 millones saldrán a votar y alrededor de 28 millones decidirán quién
será la primera presidenta de México. Todo indica que es probable que,
nuevamente, nos gobierne el fantasma del abstencionismo.
Al ver que el abstencionismo nos ha gobernado, pues desde el año 2000 ronda
el 40% de la lista nominal electoral, me pregunto si no sería mejor que el
ejercicio del voto fuera como en la antigua Grecia, una obligación cívica y no un
acto voluntario. El hecho es que cuando las alternativas políticas no acaban de
convencer a muchos ciudadanos, que no se sienten representados o identificados,
el abstencionismo puede justificarse como un desfogue sociológico necesario del
desdén, apatía o desconfianza ciudadana hacia los políticos o las propias
instituciones. El hecho es que la política se ha pauperizado al grado que
quienes se hacen del poder no tienen un mínimo de calidad moral ni la capacidad
profesional para merecerlo. Pero, ellas y ellos son lo que hay y tenemos que
superarlo.
La percepción social nos dice que mañana los votantes se inclinarán por
la opción que consideran “la menos mala”; que el partido en el poder se hará de
la presidencia; y, que la capital y el Congreso de la Unión favorecerán a la oposición,
lo que se agradecería, pues es urgente fortalecer el equilibrio y los contrapesos
de un poder presidencial, cuasi omnímodo.
De ser así, no estaremos exentos de seguir padeciendo
la fragmentación social y la injusticia que suelen imponerse cuando se hace del
poder un gobierno caciquil, muchas veces abusivo y caprichoso que sólo trabaja
para su santo. Por ello, urge que las y los jóvenes levanten la mano, se hagan
escuchar y tomen posesión de la política si quieren seguir ejerciendo su
derecho a la libre personalidad, a ejercer su individualidad y ampliar sus
oportunidades. Si nuestra generación no pudo, no quiso o simplemente no supo
cómo hacerlo, ustedes sí necesitan salir a votar mañana y, a partir de allí,
exigir y defender en cada patio de vecindad, en cada calle o camino y en cada
comunidad o ciudad, lo que es público y de interés común, todo aquello que nos pertenece,
obliga e implica a todas y todos, sin excepción o justificación alguna.
El salir a votar, por quien nos plazca, no solo significa votar contra el
abstencionismo, sino contra los niveles de pobreza y desigualdad social, contra
el crimen organizado, la inseguridad y la anarquía que se agudizan y normalizan
hasta la justicia por propia mano; y contra la abierta corrupción e impunidad que
se gesta desde el seno del gobierno en los tres poderes públicos. Recuperemos
la fe en el Estado mexicano y la esperanza de vivir en una sociedad unida y
comprometida con el bien común, el estado de derecho y la solidaridad. Nuestras hijas e hijos, nuestro México, se lo
merecen.