sábado, 1 de junio de 2024

 

Mi postura frente a las elecciones #México2024

@Jeronimosalinas, CDMX, 01/05/2024

Mañana será el día de las elecciones más importante en la historia de México. Somos casi 99 millones de posibles electores, entre los cuales, estimo, solo 63 millones saldrán a votar y alrededor de 28 millones decidirán quién será la primera presidenta de México. Todo indica que es probable que, nuevamente, nos gobierne el fantasma del abstencionismo.

Al ver que el abstencionismo nos ha gobernado, pues desde el año 2000 ronda el 40% de la lista nominal electoral, me pregunto si no sería mejor que el ejercicio del voto fuera como en la antigua Grecia, una obligación cívica y no un acto voluntario. El hecho es que cuando las alternativas políticas no acaban de convencer a muchos ciudadanos, que no se sienten representados o identificados, el abstencionismo puede justificarse como un desfogue sociológico necesario del desdén, apatía o desconfianza ciudadana hacia los políticos o las propias instituciones. El hecho es que la política se ha pauperizado al grado que quienes se hacen del poder no tienen un mínimo de calidad moral ni la capacidad profesional para merecerlo. Pero, ellas y ellos son lo que hay y tenemos que superarlo.

La percepción social nos dice que mañana los votantes se inclinarán por la opción que consideran “la menos mala”; que el partido en el poder se hará de la presidencia; y, que la capital y el Congreso de la Unión favorecerán a la oposición, lo que se agradecería, pues es urgente fortalecer el equilibrio y los contrapesos de un poder presidencial, cuasi omnímodo. De ser así, no estaremos exentos de seguir padeciendo la fragmentación social y la injusticia que suelen imponerse cuando se hace del poder un gobierno caciquil, muchas veces abusivo y caprichoso que sólo trabaja para su santo. Por ello, urge que las y los jóvenes levanten la mano, se hagan escuchar y tomen posesión de la política si quieren seguir ejerciendo su derecho a la libre personalidad, a ejercer su individualidad y ampliar sus oportunidades. Si nuestra generación no pudo, no quiso o simplemente no supo cómo hacerlo, ustedes sí necesitan salir a votar mañana y, a partir de allí, exigir y defender en cada patio de vecindad, en cada calle o camino y en cada comunidad o ciudad, lo que es público y de interés común, todo aquello que nos pertenece, obliga e implica a todas y todos, sin excepción o justificación alguna. 

El salir a votar, por quien nos plazca, no solo significa votar contra el abstencionismo, sino contra los niveles de pobreza y desigualdad social, contra el crimen organizado, la inseguridad y la anarquía que se agudizan y normalizan hasta la justicia por propia mano; y contra la abierta corrupción e impunidad que se gesta desde el seno del gobierno en los tres poderes públicos. Recuperemos la fe en el Estado mexicano y la esperanza de vivir en una sociedad unida y comprometida con el bien común, el estado de derecho y la solidaridad. Nuestras hijas e hijos, nuestro México, se lo merecen.